Pérdida de Peso en el Recién Nacido

23.02.2020

La pérdida de peso tras el nacimiento es algo bastante frecuente y además, algo que conviene aclarar, puesto que a veces induce a errores y a prácticas no recomendadas como la suplementación con leche artificial sin que exista indicación para ello en la mayoría de los casos.

No es extraño que cuando los padres nos acercamos a la farmacia a la semana de recibir el alta hospitalaria tras el parto, nos invada la triste sensación de fracaso y decepción a partes iguales por el hecho de que nuestro recién nacido, lejos de ganar peso como esperábamos, lo haya perdido. Bueno, vamos a intentar aclarar a qué se debe esta pérdida de peso y por qué, si está dentro de unos límites establecidos como normales, no debe preocuparnos.

A todos los bebés cuando nacen se les pesa y mide para tener estos datos registrados y valorar así la evolución del bebé en los días posteriores. Contrariamente a lo que se cree, la pérdida de peso más importante no se produce a la semana, sino en las primeras 24 o 48 horas tras el parto y ésta oscila entre el 5 y 7 % del peso al nacimiento. Tengamos en cuenta que la cuantía de la pérdida es muy variable de unos recién nacidos a otros y depende de muchos factores, tanto que ni siquiera hay un consenso sobre cuál es la pérdida de peso estimada como normal. Hay bebés que pierden más y otros que a penas pierden, no obstante, sí que hay consenso en que la pérdida de peso no debería superar el 10% del peso al nacimiento y que preferiblemente debería situarse entre el 5 y 7 % tal y como hemos comentado. Pongamos un ejemplo. Un bebé que pesa 3300 gr al nacimiento, debería de hacer una pérdida de peso no superior a 330 gr (10%), aunque sería preferible que estuviese contenida por debajo de 230 gr. (7%).

Visto esto, analicemos cuáles son las causas de que esto ocurra y qué hacer en caso de que la pérdida de peso sea normal o superior a la esperada.

Te damos las razones de la pérdida de peso y los factores de confusión a tener en cuenta:

  • Los bebés nacen algo edematizados, es decir, con algo de hinchazón y esto se ve especialmente en hijos cuyas madres han estado durante mucho tiempo de parto o han tenido cesárea, dado que han recibido más cantidad de suero intravenoso. Esta hinchazón inicial irá disminuyendo a medida que el bebé vaya orinando y al principio lo hacen frecuentemente. Algunos estudios sugieren que los hijos de madres cuyo parto fue por cesárea pierden más peso que los hijos de madres cuyo parto fue vaginal, no sólo porque recibieron más suero a través de su madre, sino por el posible retraso en el inicio de la lactancia si hubo separación madre-hijo.
  • Nacen con el meconio. El meconio es una sustancia viscosa y pegajosa producto de todo lo que el bebé ha estado ingiriendo durante la gestación mediante el líquido amniótico conjuntamente con moco, secreciones (del estómago e hígado), lanugo (vello fetal que se desprende del bebé antes de nacer) y descamaciones internas (células muertas). Su expulsión se realiza en las primeras 24/48 horas tras el parto y como término medio viene a pesar alrededor de 90 gr.. Off the record os diré que cuesta muchísimo trabajo quitarlo por lo pegajoso y viscoso, por lo que como truco te chivaré que será mucho más fácil hacerlo si utilizas aceite de oliva para ello.
  • El bebé aún come poco. Su organismo se está preparando para la alimentación oral y su estómago es muy pequeño aún. Necesita tomas frecuentes y pequeñas. Para esto existe el calostro, que es la primera leche que segregamos las mujeres tras el parto y durante los primeros 5 días. No dudes de él, es todo cuanto necesita tu hijo ahora y es lo que facilita su adaptación y garantiza su correcta nutrición.
  • Se le pesa con el muñón del cordón umbilical y la pinza. Este muñón se desprende entre el 5 y 10º día de vida en muchos niños y esto hemos de tenerlo en cuenta al pesar a nuestro bebé justo a la semana si ya se le ha caído. Ahí tienes otro gramillos más (o mejor dicho, menos).
  • Diferentes calibraciones de básculas. Por regla general, pesamos a nuestro bebé en la farmacia de al lado de casa, que a buen seguro diferirá de la báscula del hospital, donde además lo pesaron desnudo. Por ello, esta primera pesada también nos puede inducir a error. En las sucesivas pesadas del bebé, conviene hacerlo en la misma báscula, a la misma hora, con la misma ropa y con el pañal limpio. Así si podremos ser más objetivos a la hora de hacer comparaciones.

Algunos niños sin embargo le dan la sorpresa a sus padres de que en lugar de perder, nos ganaron peso y esto es una sensación de lo más reconfortante para ellos y toda la familia, que lo celebra por todo lo alto. Y ¿esto a qué se debe? Pues básicamente a que a pesar de hacer la pérdida como el resto de los niños, lo más probable es que nos haya tocado un/una zampabollos que se ha puesto las pilas comiendo esta semana y ha conseguido compensar su pérdida de peso inicial.

A partir de la pérdida de peso inicial, el bebé va remontando. Lo ideal es que vaya ganando a razón de unos 20 gr. al día y poco a poco alcance de nuevo el peso que tuvo al nacimiento y esto se consigue entre el 7 y 10º día tras el parto. Desde este momento, los bebés empiezan a ganar entre 100 y 200 gr. semanales hasta más o menos los cuatro meses, aunque a partir de aquí luego empezarán a ganar menos, y no todas las semanas hará el mismo peso, por tanto tampoco conviene obsesionarnos con ello.

¿Cómo conseguimos que recupere el peso?

Poniendo al bebé tan pronto como podamos al pecho y constantemente. Mientras más a menudo lo hagamos, mejor. Y si el bebé es dormilón, deberemos despertarlo para que mame, al menos las primeras semanas hasta garantizar que todo funciona, luego a demanda. Si el bebé hace pipí y caca cada día, está despierto entre las tomas y demanda activamente, no hay que preocuparse, conseguirá remontar el peso en los primeros 7 a 10 días.

¿Y si mi bebé ha perdido más del 10% de peso al nacimiento?

Hay que ponerse en contacto con un profesional médico (su pediatra) que nos valore qué estado presenta el bebé y si la situación es normal o por contra el bebé presenta algún signo clínico que nos haga pensar que algo no va bien. En este caso habrá que ver si la lactancia está correctamente instaurada, si la madre produce suficiente leche, si las tomas son las adecuadas o si el bebé presenta anquiloglosia (frenillo) o alguna anomalía que le pueda estar dificultando el agarre o la toma de leche. 

En el caso de necesidad de suplementación, si es posible, se debería hacer con leche maternal preferiblemente antes que con leche artificial y con la técnica teta-jeringa para evitar interferencias con el agarre y el biberón.

Recomendaciones para el bebé que perdió más de la cuenta o no consigue remontar:

  • Tomas muy frecuentes (al menos 10 o 12 al día), también de noche (estas tomas son muy necesarias y beneficiosas para ambos, madre e hijo).
  • Mucho contacto piel con piel para que el bebé huela a su madre y le incite a mamar, incluso dormir con él para que "te tenga muy a mano" y aumenten las tomas nocturnas.
  • Ofrecer antes de que el bebé llore, para que mame tranquilo.
  • Despertarlo si se queda dormido en la toma, estimularle, desvestirlo, cambiarle el pañal, cualquier cosa que lo espabile de nuevo.
  • Visitar a una asesora de lactancia o grupo de apoyo a la lactancia para que la acompañen en este camino.
  • No interferir con biberones o chupetes.
  • Vigilar de cerca los pañales de pipí y caca.
  • Pesarlo cada día hasta ver si remonta y para garantizar que no pierde más.

Ánimo, y confía en tu capacidad amamantadora. Lo más probable es que todo vaya bien, pero si necesitas ayuda, recuerda que los profesionales estamos a tu disposición para ayudarte a resolver las pequeñas incidencias habituales.